Aún así, por miedo, o simplemente por creer no estar preparada dejaste que el inevitable proceso acelerara.
Intentas no echarte la culpa, pero ves como aquel avión con el que por fin volviste a sentirte viva se marcha sin intenciones de volver.
Abajo quedas tu, resignada a seguir tu vida.
No sé si llamarlo destino o conformismo. Puedes disfrazarlo con el proceso de madurez, pero al final da igual.
Duele igual.
En despedidas siempre da igual las razones, las palabras que quedaron en el aire o las dichas, porque la sensación de desacierto se nos impregna de todos modos.
ResponderEliminarSolo resta absorber ese sentimiento, apretarlo, llorar o reír... y volver a tomar aire. Porque eso es de lo que está hecho esto de vivir y animarse a sentir.
Y es que en eso está la belleza de la vida, ¿no?, la incertidumbre...
EliminarEs solo que a veces se nos hace difícil aceptarla.
Muchas gracias por el comentario.
Un beso♥
Sí, totalmente, el hecho de que nada sea seguro así como nos da miedo y nos paraliza muchas veces, en otras nos impulsa a saber cuánto deseamos eso que queremos.
EliminarY ahí está la magia.