No tenía muchos deseos, pero les era fiel a los pocos que tenía. Ponía en ellos corazón y alma para conseguirlos.
Sabía que podían ser solo suposiciones, pero creía en el destino. O al menos en cierto modo sí que creía en él. Formando parte de él cada uno de nosotros con nuestras dudas y decisiones. Con nuestras teorías anárquicas sobre cómo negarnos a él o con nuestra posición más sumisa a la espera y aceptación de lo que sea que nos merezcamos.
Cuando pidió ser libre creía hacerlo con conciencia. Creía hacerlo también con corazón. Y que por tanto, al mezclar nuestras dos fuerzas internas debía ser una buena decisión.
Pero el destino, o nosotros mismos, tenemos dos formas de torturarnos.
Mediante el rechazo de nuestros deseos.
O mediante el cumplimiento de éstos.
PD: Después de demasiado tiempo por fin he puesto en orden mi vida, y aquí volvemos con mucho material preparada para la nueva temporada. Octubre, sé intenso♥
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