Idioteces de quinceañeras

Llevamos todo el curso esperando este día, éste, en el cual podemos mirar sin temor al profesor que nos ha amargado el curso, al que te cae mal, o simplemente hacer lo que te da al gana porque dentro de unos pocos minutos seré libre, libre como esos pájaros que veo cada mañana al abrir la ventana y convencerme que estos días pasados son los mejores de mi vida.
por fin último día de clase, final de la tortura de la que has intentado huir durante todo el curso,pero que casualmente, cuando se nos va, los añoramos, simplemente pro el hecho de no poder mirarte cada mañana sentado en el muro, el hecho de poder ver esa sonrisa que pones cada vez que te veo y esa risa embriagadora que te sale espontáneamente cuando alguien cuenta un chiste malo, ya no podré cruzar el pasillo entre clases a darme esas escapadas, que hacían del instituto algo mejor para poder verte, e imaginar que algún día dejaría de ser imbécil y podría hablar contigo mas de dos frases seguidas mirándote a esos ojos que derriten al iceberg más duro de Groenlandia.
Sí, soy imbécil por darme cuenta al final que no quiero que se acabe esa tortura, pues ésa es la que hace que cada mañana se dibuje una sonrisa en mi cara.