Tengo miedo, y no, no me apena decirlo.
Miedo a que toda esta felicidad acabe, miedo a que la burbuja perfectamente imperfecta que hemos creado se rompa, que me vuelva a dejar de lado, y la vida se ria de mi.
Otra vez.
A veces pienso que no merezco tanta felicidad, y tú, con tus ojos danzarines me dices que simplemente me deje llevar, que ya se verá.
Y tienes razón, pero aún así, da miedo.
La oscuridad no me gusta, y he sido aliada de esta mucho tiempo, ahora temo estar jugando muy cerca del Sol.
Nunca he sabido buscar puntos medios, tampoco ellos son compatibles conmigo.
Maldita brújula descarriada.
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